Oran Knowlson, niño británico de 13 años, recibió el primer implante cerebral diseñado para controlar crisis epilépticas

En una innovadora intervención médica, Oran Knowlson, un niño británico de 13 años, se ha convertido en el primer paciente en el mundo en recibir un implante cerebral diseñado específicamente para controlar crisis epilépticas severas. Esta avanzada operación tuvo lugar en el Hospital Great Ormond Street de Londres en octubre de 2023 y fue realizada por el reconocido neurocirujano pediátrico Martin Tisdall. La intervención ha captado la atención mundial por sus prometedores resultados y el potencial para transformar la vida de pacientes con epilepsia resistente a tratamientos convencionales.

El dispositivo implantado, conocido como Picostim, ha sido desarrollado por la empresa Amber Therapeutics. Este neuroestimulador tiene la capacidad de enviar señales eléctricas a áreas profundas del cerebro y enfocarse en el tálamo, una estructura cerebral clave en la regulación de la actividad epiléptica. La compleja operación duró aproximadamente ocho horas y ha sido un hito en el campo de la neurocirugía, al ofrecer una nueva esperanza a pacientes y familias afectadas por formas graves de epilepsia.

La tecnología detrás del Picostim es verdaderamente revolucionaria. Mediante la estimulación cerebral profunda, el dispositivo puede modular la actividad neuronal anómala que desencadena las crisis epilépticas y proporcionar así una mejoría significativa en pacientes que no responden a los tratamientos convencionales. Este enfoque tiene el potencial de redefinir el tratamiento de la epilepsia, especialmente en aquellos casos que han demostrado ser resistentes a la medicación y otros procedimientos quirúrgicos.

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El dispositivo implantado, conocido como Picostim

El síndrome de Lennox-Gastaut: un desafío médico complejo

Oran padece el síndrome de Lennox-Gastaut, una de las formas más difíciles de tratar de la epilepsia. Esta condición se caracteriza por crisis frecuentes y variadas, que pueden incluir convulsiones tónicas, atónicas y ausencias, entre otras. Desde los tres años, ha sufrido crisis diarias que a menudo superaban el centenar, que afectó profundamente su calidad de vida. Las crisis frecuentes no solo le han impedido llevar una vida normal y desarrollar actividades cotidianas, sino que también han aumentado el riesgo de muerte súbita inesperada por epilepsia (Sudep)

El síndrome de Lennox-Gastaut representa un desafío significativo para los médicos debido a su resistencia a los tratamientos convencionales. La mayoría de los pacientes requieren una combinación de fármacos antiepilépticos, terapia dietética y, en algunos casos, cirugía. Sin embargo, estos tratamientos a menudo resultan insuficientes, dejando a muchos pacientes y sus familias con opciones limitadas. La introducción del Picostim ofrece una nueva vía de esperanza para estos pacientes, que provocar una intervención que puede alterar radicalmente el curso de la enfermedad.

Las crisis epilépticas le hacían perder el conocimiento y requerían resucitación inmediata. La constante vigilancia y atención que Oran necesitaba creó una carga emocional y física considerable para su familia.

Sin embargo, tras la cirugía, se ha registrado una reducción del 80% en las convulsiones diurnas de Oran, según informó el diario The Guardian. Este cambio ha permitido que el joven participe en actividades físicas como montar a caballo, algo que antes era impensable debido a su condición. La mejora en la frecuencia y severidad de las crisis ha tenido un impacto positivo en la vida diaria de Oran, que le da la oportunidad de experimentar una mayor independencia y participar en actividades que antes estaban fuera de su alcance.

El neurocirujano Martin Tisdall ha resaltado la importancia de esta intervención, afirmando en una entrevista que “la estimulación cerebral profunda nos acerca más que nunca a detener las crisis epilépticas en pacientes que tienen opciones de tratamiento efectivas muy limitadas”. Este avance no solo promete mejorar la calidad de vida de los pacientes, sino que también podría establecer un nuevo estándar en el tratamiento de la epilepsia resistente. Tisdall y su equipo están optimistas acerca del potencial de esta tecnología para beneficiar a un mayor número de pacientes en el futuro.

El exitoso caso de Oran Knowlson ha señalado un camino revolucionario en el tratamiento de la epilepsia, que ofrece esperanza a muchas familias que han agotado otros recursos médicos sin éxito. La reducción de sus crisis epilépticas ha permitido que Oran goce de una mayor independencia y calidad de vida y genere un impacto positivo en su bienestar y en el de su entorno familiar.

Los avances en neuroestimuladores como Picostim podrían redefinir el enfoque hacia el manejo de trastornos neurológicos severos, que lleva a la medicina un paso más cerca de hallar soluciones efectivas para quienes más lo necesitan.

Infobae