Senado: la licencia de Zimmermann complica los números del Gobierno si lo reemplaza Terada

Mientras la relación de Javier Milei con el Congreso se deteriora al ritmo de los vetos presidenciales, al Gobierno se le abrió un inesperado y nuevo frente de conflicto en el Senado con la salida, por ahora por licencia, del radical Víctor Zimmermann, que dejó su banca para asumir como ministro de la Producción en el gobierno provincial de Leandro Zdero en Chaco. La decisión de Zimmermann pone en aprietos el Gobierno y a la vicepresidenta Victoria Villarruel, ya que su suplente es una representante de la Coalición Cívica. Se trata de Alicia Terada, una “lilita” de pura cepa y crítica severa del gobierno de Milei, tan opositora al Presidente como Elisa Carrió, su referente y amiga personal. El senador asumió hace una semana como ministro a pedido del Gobernador chaqueño, por lo que apenas si tuvo tiempo de enviar un pedido de licencia que el pleno del Senado deberá tratar en su próxima sesión. Sin embargo, fuentes ligadas al legislador le dijeron a LA NACION que Zimmermann va a renunciar y que su sucesión deberá ser motivo de una negociación por parte de Zdero si es que el gobernador y la UCR quieren retener ese escaño hasta la conclusión de su mandato, en diciembre del año próximo, en la figura de Ayrton Ulrich, primer suplente la lista en la elección de 2019. Por lo pronto, si asume Terada e incluso mientras Zimmermann permanezca de licencia, el oficialismo perderá un voto clave de cara al final del año legislativo, justo cuando la Cámara alta debe definir proyectos determinantes para el Poder Ejecutivo, como el presupuesto nacional 2025. En otras palabras, el oficialismo ya no tendría asegurada la mayoría de 39 votos que supo construir Villarruel y que el Gobierno se ha encargado de consolidar con diferentes acuerdos, ya sea a través del trato con los gobernadores o en tratos personales. El panorama se complica más si se toma en cuenta el paso decidido a la oposición de senadores como el radical Martín Lousteau (Capital) y el juego sinuoso de José María Carambia y Natalia Gadano, los dos representantes de Santa Cruz que suelen jugar en tándem con el gobernador, el peronista antikirchnerista Claudio Vidal, pero que mantienen un extraño juego propio que desconcierta a los colaboradores de Villarruel en el área legislativa al extremo de que no los pueden contar como votos seguros hasta el mismo día de las votaciones. En este escenario, la cantera de la que el Gobierno puede rescatar votos para asegurarse una mayoría en el Senado caería por debajo de los 37 votos, número que además del quorum para poder habilitar una sesión, o para bloquearla, asegura la sanción de cualquier proyecto de ley que no requiera una mayoría agravada de dos tercios. El oficialismo no es el único perjudicado por la partida de Zimmermann. El radicalismo perderá un miembro de su bancada, que se reducirá a 12 integrantes. Un golpe más si se toma en cuenta que en el recambio de diciembre del año pasado, cuando se renovó un tercio de la Cámara alta, la escudería del partido fundado por Leandro N. Alem no pudo retener seis de los escaños que puso en juego en las últimas elecciones. Como contrapartida, con la eventual asunción de Terada -la primera legisladora nacional (fue diputada) descendiente directa de japoneses que tuvo el país-, el conglomerado Coalición Cívica-ARI volverá a tener un representante en la Cámara alta desde que en 2013 ingresó la rionegrina Magdalena Odarda. No fue la única. Extraño caso el de los senadores elegidos en listas patrocinadas por Carrió. En su mayoría terminaron abandonando la fuerza y apoyando al kirchnerismo. El caso de Odarda se repitió con el porteño Samuel Cabanchik y los fueguinos José Martínez y María Rosa Díaz. Hasta el momento, el radical Zimmermann pidió una licencia de un mes para darle tiempo a la UCR de buscar una alternativa que le permita evitar que Terada asuma en su reemplazo y pierdan, así, una banca en el Senado. El camino judicial parece cerrado para la UCR. “Es difícil, por no decir imposible”, admitió ante LA NACION un miembro del bloque radical. Esto es así porque la ley que reglamentó el reemplazo de legisladores nacionales para evitar maniobras con el objetivo de burlar el cupo femenino establece que cuando se trata del Senado y de la banca por la minoría de un distrito, como es el caso de Zimmermann, el lugar debe ser ocupado por el segundo en la lista, que fue Terada. Además, pesa en contra del radicalismo el fallo judicial que le dio la razón a Lucila Crexell y le permitió encabezar la lista de Juntos por el Cambio en 2019 y llegar a la Cámara alta por la minoría en Neuquén. Aunque el caso no es igual. Aquella discusión que dio y perdió el centenario partido ocurrió antes de la elección a raíz de la muerte del radical Horacio Quiroga, que encabezaba la lista. La UCR alegaba que el lugar le correspondía a ellos y pedían ocupar ese lugar con un representante propio. La Justicia rechazó esas pretensiones y la por entonces extrapartidaria Crexell subió un lugar y quedó al frente de la boleta en los cuartos oscuros, consiguiendo así su primera elección a la Cámara alta. La Nación