Autoridades del Instituto de Cultura del Chaco destacaron y celebraron las modificaciones a la Ley de Industrias Culturales 926/22 aprobadas por la Cámara de Diputados de la provincia, en la sesión de este miércoles 24. “Queremos manifestar nuestro beneplácito, porque el sector tiene una nueva legislación que es producto del trabajo y del consenso con la comunidad artística”, señaló el presidente del organismo, Francisco Tete Romero.
La renovada legislación, fue aprobada por unanimidad por los legisladores provinciales, sobre la base de un proyecto presentado por los diputados Mariela Quirós, ex presidenta del Instituto de Cultura, y Nicolás Slimel, con el fin de proponer una ampliación de los destinatarios y la concreción del mecanismo de fondeo.
La Ley de Industrias Culturales -promulgada en 2012-, fue ampliada en 2021 por iniciativa de Slimel. En esa ocasión la modificatoria tenía por objetivo paliar los efectos negativos que la pandemia había provocado en el sector.
La modificatoria impulsada ahora por Quirós y Slimel buscaba “generar herramientas con arraigo y sostenibilidad en el tiempo, que permitan al Estado abordar el desarrollo de las cadenas de valor con orden y proyección en el marco de una verdadera política económico-cultural”.
Romero, valoró que la sanción de las modificaciones. “Expresamos mucho beneplácito por esta modificación, porque como Instituto de Cultura hemos contribuido a que esta ley – que anteriormente estaba bajo la órbita del Ministerio de Producción e Industrias – ahora esté baja nuestra injerencia como ICCH. Cabe destacar que esta iniciativa contó con el aval del Ministerio de Planificación, Infraestructura y Economía”, contó.
Para dimensionar el impacto de las industrias culturales en la economía, Quirós y Slimel expresaban en el proyecto que “las industrias culturales, entre 2004 y 2016 evolucionaron favorablemente en términos reales a una tasa anual del 4,8%, superior al total de la economía (3,0%) en dicho período”.
“Además, las industrias culturales comprenden una parte significativa del empleo joven y favorecen la creación de nuevos emprendimientos y microempresas a nivel mundial. En nuestro país generan 177.481 puestos de trabajo asalariado en el sector privado, representando el 2,7% del empleo total”, agregó.
“Es muy importante entender a las culturas como derechos, y también como industrias, porque esto repercute en el empleo, en el trabajo. La industria cultural en términos generales aporta al PBI del país más del 3,5%, más que la minería, más que muchas de las actividades que son pensadas netamente como netamente productivas. La cultura genera identidad, sentido de pertenencia en clave intercultural y de diversidad, pero también genera movimiento económico y es fundamental para el desarrollo humano”, aportó Romero.
“Esta ley contempla que las decisiones de los fondos sean equitativos a todos los sectores artísticos concebidos como industrias culturales. La comunidad artística organizada podrá participar de las decisiones, de cómo se aplican los fondos, a través de un Consejo especial”.
Beneplácito de la comunidad cultural
La vicepresidenta del Instituto de Cultura, Gladis Cristaldo, señaló que la “modificación resulta sustancial para poner al Régimen de Industrias Culturales en consonancia con nuestra Ley de Cultura 1690-E y determinar financiamiento específico para la generación de bienes culturales que se realicen desde los espacios culturales, mercados, ferias y plataformas legalmente constituidas y debidamente habilitadas, destinadas a la promoción, exhibición, difusión y comercialización de productos culturales”.
A su vez, el vocal del ICCh, Alfredo Germignani, manifestó: “Celebramos enormemente las modificaciones a la Ley de Industrias Culturales que permitirá fondear plurales y numerosos proyectos artísticos, para que podamos seguir fortaleciendo la cadena de valor de las economías de las culturas y profundizar las transformaciones que se llevan adelante para los sectores de nuestras culturas”.
Acompañaron la jornada legislativa hacedores, gestores, salas de teatro y espacios culturales.
